¿Sabías que las fantasías sexuales se encargan de mantener vivo el deseo? ¿Y que son un patrón deliberado que genera el cerebro para mejorar los sentimientos sexuales? Tan necesarias, como de origen desconocido. ¿Sabes para qué sirven?

Las fantasías sexuales son un indicativo de vida sexual sana. ¿Quién no ha fantaseado alguna vez ? Todos tenemos la capacidad de fantasear y todos lo hacemos en mayor o en menor medida, de forma voluntaria o involuntaria.
Es cierto que existen algunas diferencias en la manera de fantasear de los hombres y las mujeres, pero esto es debido a un factor educacional y social. Los hombres admiten más fácilmente tener una vida sexual sana y activa por esto reconocen más sus fantasías. Socialmente las fantasías sexuales femeninas se han considerado un poco más tabú, aunque esto ya está cambiando.
La temática de cada fantasía sexual es muy variable. Pero se puede compartir entre géneros. Es decir, un hombre bisexual, uno gay y un transexual pueden compartir la misma fantasía. Esto es debido a que la composición química del cerebro es la misma independientemente de la orientación sexual.
¿Qué son las fantasías sexuales?
Las fantasías sexuales son una serie de asociaciones de ideas que no tienen por qué que mantener un formato real. Con éstas, las personas expresan su deseos, sus miedos, sus perversiones…
Las fantasías suelen favorecen los actos sexuales porque contienen gran actividad erótica. Pero estas pueden surgir en cualquier momento: durante la autoestimulación, práctica del sexo con otra persona o simplemente recibiendo un tratamiento tántrico.
Se calcula que un 50% de nuestra actividad diurna son ensoñaciones y de ellas un 3% son fantasías sexuales.

¿Para qué sirven las fantasías sexuales?
La utilidad de las fantasías sexuales es muy extensa. Cerrar los ojos y dejarnos llevar, dando rienda suelta a la imaginación, es una de las cosas más valiosas para fomentar el autoconocimiento. Sin tabúes, sin vergüenza. Así conoceremos lo que nos gusta, lo que detestamos y lo que nos excita profundamente.
Ciertamente existe una diferencia entre tener una fantasía sexual y llevarla a cabo. Pero la realidad es que, tener una de estas fantasías, nos ayuda a ser mucho más creativos a la hora de practicar sexo. Nos nutrimos de nuestras propias ensoñaciones y las adaptamos, de forma moderada o salvaje a nuestra realidad.
Nuestro cerebro es capaz de creerse lo que imaginamos, por eso cuando tenemos una fantasía, nuestro cerebro se lo cree. Nuestra líbido aumenta . Las reacciones químicas de nuestro cerebro se activan y desencadenan una serie de hormonas como la testosterona que hace que el deseo sexual se dispare.
Al liberar cuerpo y mente, las fantasías sexuales ayudan a canalizar estrés emocional. Ayudan a nivelar nuestras energías.
Mitos en torno a las fantasías sexuales.
Muchas personas consideran estas fuentes de placer, un foco de culpa. Dejando a un lado los traumas personales o creencias religiosas. Son sanas y no deben crear mayor remordimiento.
Son muy personales y no es necesario compartirlas con nadie, si no se desea. Las fantasías sexuales forman parte de nuestra intimidad. Solamente si se desea se pueden llevar a cabo. Pero eso ya es una decisión personal. Ya que, al ser algo tan personal, muchas veces no se comprenden.
Otro de los mitos más extendidos es que se tienen fantasías porque no se tiene una vida sexual satisfactoria. Pero eso no es real. Las fantasías y la vida sexual son dos factores muy diferentes.

Las fantasías sexuales más extendidas entre hombres son:
- Los tríos: tener una experiencia erótica con dos mujeres es una fantasía muy extendida. aunque algunos hombres pueden sentirse intimidados por esta práctica.
- Tener sexo con una famosa: el hecho de estar con una persona inalcanzable es otra de las fantasías más extendidas.
- Los lugares prohibidos: para ellos es emocionante pensar que una mujer se atreve a tener sexo en sitios poco convencionales. Lugares públicos o prohibidos.
Para las mujeres, las fantasías sexuales más extendidas son:
- Ser observadas durante el acto sexual: la líbido se dispara con solo pensar en esa situación. Practicar el acto sexual en lugares prohibidos o con poca privacidad es morboso para la mayoría de ellas.
- Dominar: es una fantasía para el 50% de las mujeres ser dominadas por un hombre, pero es igual de excitante dominar la situación. Tomar las riendas de la situación y dar órdenes a su pareja.
- Practicar sexo con una mujer: la mayoría de las mujeres tiene curiosidad por saber cómo sería la práctica de sexo con una persona de su mismo género.
Hombres y mujeres pueden compartir algunas fantasías básicas. Aunque otras son exclusivamente de un género u otro.
Fantasear es bueno, es sano, y es completamente natural. Convivir y permitirnos tener estas fantasías nos traerá grandes beneficios a nuestro día a día. Así que no te cortes y fantasea.